jueves, 15 de mayo de 2014

¿TIENE DIOS DOS PUEBLOS DISTINTOS?




Los defensores del dispensacionalismo sostienen que Dios tiene 2 pueblos: Israel y la Iglesia. La correcta interpretación de las profecías depende de que se haga esta distinción. En palabras de Tim LaHaye “debemos entender que Israel y la Iglesia son dos cosas distintas. De no reconocer estos dos principios  interpretativos de las Escrituras toda discusión o polémica serán improductivas”[1]

El texto utilizado para basar esta postura es Gálatas 6:16 “Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios”. Este texto, según el dispensacionalismo, haría una clara distinción entre la Iglesia e Israel.
¿Por qué Dios tiene dos pueblos? Dios hizo promesas y planes distintos para la Iglesia que para Israel: Israel es un pueblo terrenal, con promesas terrenales y prosperidad terrenal, La Iglesia en cambio es un pueblo espiritual, con promesas y recompensas espirituales.
Pero además la Iglesia tiene privilegios por sobre Israel: Israel debe guardar la ley para ser salvo, la Iglesia tiene la salvación por gracia; Israel recibió mandamientos como dar el diezmo o la prohibición de comer ciertos animales que resultaron en pesadas cargas, la Iglesia en cambio tiene libertad; Israel pasará por la tribulación, la Iglesia no; etc.
¿Tiene Dios dos pueblos distintos? ¿Cumplirá Dios sus promesas terrenales a Israel? ¿Da Dios privilegios especiales a unos por sobre los otros?

Mentalidad hebrea v/s mentalidad griega.
La mentalidad hebrea es integral: ve las cosas como una unidad complementaria. La mentalidad griega es dualista: cree en los opuestos (Bueno-malo, claro-oscuro, recto-curvo, derecho-izquierdo; etc.) La mentalidad con que nos acerquemos a las Escrituras influirá en nuestra interpretación de esta.
La Biblia fue escrita bajo la mentalidad hebrea del medio oriente antiguo, pero nuestra cultura moderna occidental es de mentalidad griega (grecorromana). Nuestra mente inconscientemente funciona con mentalidad griega. Los primeros discípulos, de trasfondo hebreo, veían a la iglesia cristiana como el clímax y la continuación del judaísmo, donde los elementos y símbolos del antiguo pacto encontraban su realidad en Jesucristo. Pero nuestra mentalidad grecorromana hace que, cuando vamos a la Biblia, hagamos esa diferenciación entre Israel y la Iglesia.
Ahora veremos lo que la Biblia enseña con respecto a la relación entre el Israel del antiguo pacto y la Iglesia del nuevo pacto.

De ambos hizo uno.
Los judíos en tiempos de Cristo eran exclusivistas, es decir, se sentían superiores y más privilegiados que los “gentiles” por ser los elegidos de Dios “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.” (Efesios 2:11). Los gentiles, al no participar de las bendiciones de los judíos, no podían disfrutar de los beneficios de la promesa dada a Abraham y sus descendientes (Efesios 2:12).
Jesús, con su muerte en la cruz, derribó esa división, nosotros los gentiles fuimos “hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efesios 2:13) Así que los gentiles llegamos a ser un solo pueblo con Israel “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades… Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:14-16, 19, la cursiva es mía)
Por la fe llegamos a ser hijos de Abraham como los israelitas (Gálatas 3:7) y participamos de las promesas y bendiciones de Israel (Vs. 14). Dios no tiene dos árboles, solo tiene uno, y en las ramas de ese árbol injertó el olivo silvestre (los gentiles, Romanos 11:17)

El verdadero Israel.
Dios eligió un pueblo esclavo en Egipto, descendiente de Abraham, que toma su nombre del patriarca Jacob a quien Dios le cambió el nombre por el de Israel.
Sin embargo, Jesús dijo de Natanael que era un verdadero israelita (Juan 1:47), lo que significa que hay israelitas falsos ¿Quiénes son estos?
El apóstol Pablo deja claro que “no todo el que desciende de Israel es israelita, ni por ser descendientes de Abraham son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia” (Romanos 9:6, 7). Es decir, los verdaderos descendientes de Abraham son los que componen el Israel espiritual, ya que “los que son hijos de la promesa son contados como descendientes” pues “no los que son hijos según la carne son hijos de Dios” (Romanos 9:8).
¿Quiénes son los hijos de la promesa? Los que, al igual que Isaac, nacieron por voluntad divina. Dios prometió un hijo a Abram (luego Abraham) siendo Sarai (luego Sara) estéril. Pero no solo eso, sino que esperó a que el patriarca rondara los 100 años, impotente y sin fuerzas, para que la gloria fuera solo de Él, y para dejar claro que era por Su voluntad que este hijo nacería.
Podemos ver, entonces, que Isaac es tipo de Jesucristo, quien nació no por voluntad de José y María, sino por voluntad de Dios llegado el tiempo en que tenía que nacer. Pero también, a nosotros que creemos en el nombre de Jesús, Dios nos da potestad “de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12), los que por la fe hemos nacido de nuevo, no siendo “engendrados de sangre ni de voluntad de carne ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:13). Nosotros somos los hijos de la promesa, la verdadera circuncisión (ver Filipenses 3:3), por lo tanto somos “linaje de Abraham… y herederos según la promesa” (Gálatas 3:29)
Todo aquel que tiene fe como Abraham es hijo de Abraham, (Gálatas 3:7) y hace las obras de Abraham (Juan 8:39). Los fariseos, aun teniendo sangre judía y reclamando ser hijos de Abraham, Jesús puso en duda su reclamo, ya que estos, al querer matarle, demostraban no ser hijos de Abraham, con sus obras demostraban ser hijos de Satanás (Juan 8:39-44). Así que todos quienes no tienen fe, como los fariseos, no son israelitas verdaderos, a pesar de tener sangre judía, solo tenían el sobrenombre de judíos (Romanos 2:17).

Las promesas ¿Condicionales o incondicionales?
 Si el verdadero Israel es el espiritual ¿Qué en cuanto a las promesas que Dios hizo a la nación israelita? ¿Será que Dios no cumple sus promesas?
El dispensacionalismo enseña que las promesas de Dios son incondicionales, pero la Biblia enseña que las promesas y las bendiciones de Dios están condicionadas a la obediencia (ver Deuteronomio 28, 2º Crónicas 33:8; Isaías 1:19, 20; Jeremías 7:6, 7). Todas las promesas dadas a Israel se cumplen en Cristo[2]; los judíos, al rechazar a Jesús como mesías, ya no cumplen las condiciones para que Dios cumpla las promesas hechas a ellos. No es que Dios no cumpla sus promesas, es que el pueblo no cumple las condiciones para que Dios pueda cumplir sus promesas a ellos. Los gentiles y aquellos judíos que por fe somos parte del verdadero Israel, heredamos las promesas y su cumplimiento.
Tomemos como ejemplo el sacerdocio. Dios prometió que todo Israel fuera un pueblo de sacerdotes (Éxodo 19:6), sin embargo, solo a los levitas se les confió el sacerdocio (Números 8:11, 14, 18, 19) ¿Por qué? Porque la promesa del sacerdocio estaba condicionada a la obediencia (Éxodo 19:5). En la crisis del becerro de oro solo la tribu de Leví se mantuvo fiel y no cometió idolatría (Éxodo 32:26), por lo tanto solo esa tribu cumplió la condición de obediencia. En el nuevo pacto, quienes llegamos a ser descendientes de Abraham por fe, heredamos la promesa y Dios la cumple en nosotros: Ahora todos llegamos a ser “real sacerdocio” (1º Pedro 2:9, ver Apocalipsis 1:6; 5:10)

Los privilegios, la salvación y el carácter de Dios.
Quienes enseñan que Dios tiene dos pueblos distintos con tratos distintos, no se dan cuenta que presentan mal el carácter de Dios quien no hace acepción de personas (Hechos 2:34; Romanos 2:11) Si Dios es amor ¿Por qué hace que la salvación para Israel sea tan pesada (por la ley) y para los gentiles tan sencilla (por gracia)[3]? ¿Por qué permite que Israel pase por la tribulación, pero salva a la iglesia de esta? ¿Por qué la Iglesia recibirá a Jesús en el aire e irá al cielo pero Israel lo recibirá en la tierra como si fueran pueblo de segunda categoría? ¿Cómo puede Dios hacer esta distinción si ama a todos de igual manera? Algunos han llegado a ver en esta distinción influencias antisemitas.

Gálatas 6:16 en su contexto
¿Cómo entendemos entonces Gálatas 6:16? Dado que la Biblia es clara que Dios tiene un solo pueblo integrado por judíos y gentiles, que espiritualmente son hijos de Abraham y que forman el verdadero Israel, debemos entender Gálatas en este contexto.
En Romanos 2, Pablo dice que, a pesar de que se jactaban de la ley no la cumplían, por lo que solo tenían el “sobrenombre” de judíos (versículo 1), y que por no cumplir la ley daba lo mismo su circuncisión (la señal de pacto entre Dios e Israel) ya que era como si no fuesen circuncidados, mientras  que el gentil incircunciso si guardaba la ley era como si estuviese circuncidado (versículos 26 y 27). Luego enseña, como ya hemos estudiado, que “no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.” (versículos 28 y 29).
Gálatas 6:15 se refiere a esto cuando dice “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.”, luego el versículo 16 dice “Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios”. Entonces, el Israel de Dios son aquellos verdaderos israelitas, circuncisos de corazón. No se refiere a la nación de Israel.


[1] El fin de los tiempos: Cuatro perspectivas (folleto), B&H Español.
[2] Este es tema para otro estudio.
[3] La Biblia enseña que, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, la salvación es por gracia por medio de la fe. Una prueba de esto es que Abraham fue salvo por fe 430 años antes de que Dios le diera la ley del antiguo pacto a Israel (ver Gálatas 3). Esto también es tema para otro estudio.

1 comentario :

  1. Gracias, simplemente gracias a Dios por ayudarme a entender, creo que es así como lo explican, Dios les bendiga

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