En nuestros días no falta quien
pretende explicarnos el futuro del hombre y el fin del mundo. Muchos de los
tales nos dan sus interpretaciones proféticas enteramente aisladas del
evangelio y de la verdad de la Justificación por la fe.
Si pasamos por alto lo que Cristo hizo en su vida,
muerte y resurrección, no entenderemos correctamente los eventos finales. Las porciones
proféticas de las Sagradas Escrituras están conectadas inseparablemente con las
porciones evangélicas. Lo que necesitamos
más que nada es que el evangelio determine nuestra explicación de las profecías.
El estudio de los eventos finales se llama “escatología”.
Nuestra generación tiene más interés en las profecías bíblicas que ninguna
otra. ¿Será que vivimos en el “tiempo del fin” predicho por Daniel?
LA LLAVE PROFETICA
El evangelio de Jesús es el cumplimiento de todas
las demandas que Dios impuso sobre el pueblo de Israel. La gran responsabilidad
fue llevada por Cristo Jesús. De parte del pueblo, Cristo quitó el pecado y
trajo la justicia perdurable. En su vida, muerte, resurrección y ascensión Él
cumplió las demandas de Daniel 9:24.
“Setenta semanas están determinadas sobre
tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin
al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar
la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.”
Como
representante y rey de Jerusalén, Cristo cumplió las demandas de “terminar la
prevaricación y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad”. En la cruz dijo “Consumad
es” porque había quitado de en medio el pecado (Juan 19:30; Hebreos 9:26) y había hecho reconciliación
para la iniquidad (Romanos 5:10). No solo eso, sino que cumplió toda justicia.
La trajo por medio de hacer toda la voluntad de Dios (Juan 17:14; Hebreos
10:5-10) “…el fin de la ley es Cristo para justicia…” El evangelio es el
cumplimiento de Daniel 9:24.
Esta
victoria selló la visión y la profecía de Daniel, estableciendo a la cruz como
el punto clave que determina lo demás en la historia humana. Cuando el ángel
Gabriel quiso dar al profeta Daniel sabiduría para entender sus visiones le dio
la profecía de las 70 semanas. En ella se encuentra la llave profética para
todo lo demás del libro. En cumplir esta profecía Cristo estableció para
siempre la interpretación de la visión y las profecías de Daniel. Estableció a
la cruz como la llave para entender las profecías. Las semanas, días y tiempos
proféticos deben ser medidos desde el calvario. La seguridad de que todas las
profecías y visiones tendrán su cumplimiento histórico es que Cristo ha
confirmado el pacto. Dios mostró a Daniel lo que ha de acontecer. La visión es
verdadera y fiel su interpretación.
Durante
las 70 semanas fueron cumplidas las 6 cosa descritas por Gabriel en el
principio de su explicación. Esto incluye también el “ungir al Santo de los
Santos”. Cuando Cristo hubo padecido una sola vez por los pecados, el justo por
los injustos (1 Pedro 3:18), ungió con su propia sangre el Santuario Celestial
donde iba a comenzar su ministerio de perdón de pecados (Hebreos 2:17, 18; 8:1,
2; 9:18-24). Este ministerio celestial, sacerdotal de Cristo que es
infinitamente mejor que el ministerio terrenal, sacerdotal de Aarón, fue
inaugurado durante las 70 semanas. En la cruz Cristo hizo cesar el sacrificio y
la ofrenda terrenal (Daniel 9:27, Lucas 23:45). Lo que Dios había dado a Israel
bajo Moisés – tabernáculo, Canaán, Jerusalén, reyes; etc. - había cesado. Cuando 10 días después de su ascensión
Cristo, siendo exaltado a la diestra del Padre, comenzó su ministerio
sacerdotal por medio de un derramamiento de relámpago (fuego), truenos
(estruendo) y voces (lenguas) sobre su iglesia en el mundo (Apocalipsis 4:5;
Hechos 2:1, 2, 31-36).
Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo
recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que
vosotros veis y oís.
Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies. m
Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel,
que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y
Cristo.
En la persona de su representante, el pueblo de
Dios había cumplido las demandas del pacto y por medio de él los postreros días
habían comenzado con el derramamiento del Espíritu de Dios. Ahora este
representante está ministrando a favor de su pueblo los beneficios de su expiación efectuado en la cruz “… de allí en adelante
esperando que tus enemigos sean puestos por estrado de sus pies” (Hebreos
10:13) “y aparecerá por segunda vez sin relación con el pecado, para salvar a
los que le esperan” (Hebreos 9:28)
Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros
hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios
llamare. (Hechos 2:38, 39)
El evangelio fue el cumplimiento de la profecía
clave de Daniel (9:24). El evangelio debe determinar nuestra explicación de las
profecías. El evangelio debe determinar nuestra escatología.
Tomado de "Pregonero de Justicia", Life Research International, volumen 5 Nº2
Si quiere complementar este estudio lea el post Daniel 9 ¿Menciona al Anticristo?
Tomado de "Pregonero de Justicia", Life Research International, volumen 5 Nº2
Si quiere complementar este estudio lea el post Daniel 9 ¿Menciona al Anticristo?
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