“De una parte habrá una gran unión de los católicos, los
pseudoprotestantes y los pentecostales en lo que parecerá ser una gran cruzada
para la conversión del mundo. Este movimiento se describe en el capítulo 13 del
Apocalipsis. De la otra parte habrá un movimiento de restauración del Evangelio
Eterno a su prístina pureza e insuperable poder. Este movimiento se describe en
el capítulo 14 de Apocalipsis” - “Pregonero de Justicia”, Life Research
International, 1978. Vol. 2 Nº3 pág. 29
En los
tres artículos anteriores, vimos que los evangélicos ignorábamos cual era la
enseñanza de la Iglesia Católica acerca de la justificación por la fe. Vimos
también la diferencia entre la posición protestante (forense y externa) y la
católica (interna y subjetiva). También vimos que, al ignorar esta diferencia,
el pueblo evangélico, de la mano del subjetivismo carismático, está volviendo a
Roma y levantando al falso profeta del ecumenismo que traerá una religión
mundial intolerante y perseguidora.
Aunque
existen distintas posturas acerca de su identidad, todos concuerdan que la
primera bestia de Apocalipsis 13 es el anticristo, también se considera a la
segunda bestia de Apocalipsis 13 como el falso profeta. Este falso profeta será
quien va a promover una religión mundial que, junto con una economía y un
gobierno mundiales, dará forma al Nuevo Orden Mundial encabezado por el
anticristo.
Mientras
el capítulo 13 de Apocalipsis describe cómo será la instauración de esta
mega-religión basado en un falso evangelio, Apocalipsis 14 describe el
movimiento mundial que Dios va a usar para restaurar el verdadero evangelio, el
“Evangelio Eterno”
EL EVANGELIO ETERNO
Al
mismo tiempo que el falso profeta engaña a los moradores de la tierra por medio
de las señales que se le ha permitido hacer (Apocalipsis 13:13, 14); Dios envía
un ángel con el “Evangelio Eterno, para predicarlo a los moradores de la
tierra; a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apocalipsis 14:6). Se ha
discutido si este es un ángel literal, una persona o un movimiento. Dado que
este mensaje es de alcance mundial, es sensato suponer que este ángel representa
un movimiento de carácter mundial que llamará a restaurar el verdadero
evangelio de la reforma.
Lo
interesante es como predica el evangelio: “Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y
adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las
aguas.” (Apocalipsis 14:7).
El evangelio ha sido el mismo en todas las
edades: El hombre no puede salvarse a sí mismo por lo que Dios toma la
iniciativa en la salvación. Lo vemos en Génesis, cuando Dios busca al hombre y
a la mujer que han caído y los cubre con pieles de animales (Génesis 3: 9, 21),
en la historia de Noé cuando Dios manda a construir el arca (Génesis 7), En el
éxodo cuando Dios separa las aguas del Mar Rojo para salvar a Israel de los
egipcios (Éxodo 14) y muchos otros lugares de la Biblia. El acto supremo de
Dios para la salvación del hombre fue encarnarse en la persona de su Hijo
Jesucristo para morir en nuestro lugar.
Este
ángel predica el evangelio en el tiempo final, de allí que debemos considerar
su contexto temporal (escatológico)
para entender por qué predica el evangelio en forma tan peculiar.
¿QUE ES EL EVANGELIO?
El ser
humano es pecador y está perdido. Ha quebrantado la ley y ha pecado (1 Juan
3:4) y está condenado al infierno.
Pero
Dios toma la iniciativa de salvar a la raza humana encarnándose en uno de ellos,
viviendo la vida de perfecta obediencia a la ley que el pecador no puede vivir,
y pagando con su muerte el castigo que debe sufrir el pecador por sus pecados.
De esa forma, por medio de la fe, el pecador puede ser salvo de la condenación
de la ley y ser merecedor de la vida eterna. Como la consecuencia de la justificación
es el nuevo nacimiento (Juan 3), el que es salvo por la fe dará frutos como
obras de amor (Efesios 2:8-10; Santiago 2)
TEMED A DIOS
Si
comparamos este pasaje de Apocalipsis con el epílogo del libro de Eclesiastés,
nos daremos cuenta de que son muy semejantes:
APOCALIPSIS 14:7
|
ECLESIASTES 12: 13,
14
|
Temed a Dios
|
Teme a Dios
|
dadle gloria
|
guarda sus mandamientos
|
la hora de su juicio ha llegado
|
Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con
toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.
|
Temer a
Dios no es tenerle miedo. El temor de Dios es la reverencia del creyente hacia
Él. “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y
mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia” (Hebreos
12:28). El predicador, quien filosofó sobre el sentido de la vida, llegó a la
conclusión de que todo es vano (vanidad), nada tiene sentido, a menos que se le
dé lugar a Dios en la vida. Por eso termina su discurso llamando a temer a
Dios, ya que “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Proverbios
1:7). En estos tiempos finales estamos viendo un avance del secularismo como
nunca antes habíamos visto. La gente ya no cree en Dios ni le respeta, cree que
el ser humano es el centro del universo y que la ciencia naturalista es el todo
para alcanzar la sabiduría, que todo lo que no sea comprobable por la ciencia o que necesite fe para ser creído es un mito.
Es en este tiempo, que este ángel con el evangelio en la mano llama a las
personas a volver a Dios con temor y reverencia.
DADLE GLORIA
La
gloria de Dios es uno de los conceptos más malentendidos. Dar gloria a Dios no
es solo, o va más allá de, cantar o tocar una alabanza o hacer un acto de
adoración.
Moisés le pidió a Dios “Te ruego que
me muestres tu gloria” (Éxodo 33:18). Dios le responde: “Yo haré pasar todo mi bien delante de tu
rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia
del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.”
Cuando Moisés ve la gloria de Dios, exclama: “¡Jehová! ¡Jehová! Fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para
la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que
perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por
inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y
sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.”
(Éxodo 34: 6, 7). La Gloria de Dios es su carácter. Su amor, su
misericordia y su justicia. Dar Gloria a Dios significa asimilar su carácter:
Tener misericordia (Lucas 6:36), Amar como Dios ama (Mateo 5:38-47).
GUARDA
SUS MANDAMIENTOS
El paralelo de “dadle gloria” de
Apocalipsis, en Eclesiastés es “guarda sus mandamientos”. La gloria de Dios es
su carácter, y la ley de Dios es reflejo de su carácter.
Al igual que Dios, su Ley es perfecta,
fiel, recta, pura, limpia, verdad, justa (Salmo 19: 7-9), santa, buena y
espiritual (Romanos 7: 12, 14); todos rasgos del carácter de Dios.
El carácter de Dios es Amor (1 Juan 4:
8). Los 10 mandamientos (Éxodo 20) nos enseñan que el amor de Dios tiene 10
características: Es leal (1º mandamiento), fiel (2º mandamiento), reverente (3º
mandamiento), Santo (4º mandamiento), Respetuoso (5º mandamiento), Preserva la
vida (6º mandamiento), es puro (7º mandamiento), honesto (8º mandamiento),
veraz (9º mandamiento) y conforme (10º mandamiento).
Si dar gloria a Dios significa
asimilar su carácter de amor, la forma de hacerlo es permitir que Dios escriba
la ley en nuestro corazón (Jeremías 31: 33). Antes el enseñar que la ley fue
abolida era propio de las sectas, pero hoy en día, más y más cristianos y sus
iglesias enseñan que la ley fue abolida y que el cristiano no debe guardarla.
Dicen que el nuevo pacto es solo “amor”, pero este “amor” que predica el
subjetivismo del catolicismo y el falso carismatismo no es más que un arrebato
emocional. Pablo en cambio, enseña que el amor es un principio puesto en el
corazón (Romanos 5:5), y que solamente el que ama puede guardar la ley (Romanos
13:10). Entonces es imposible guardar la ley sin amar, como es imposible amar
sin guardar la ley.
Este ángel que predica el evangelio
eterno, llama a mostrar al mundo el carácter de Dios expresado en su ley asimilada en los corazones de su pueblo, y nos recuerda que sin ley no hay
pecado (Romanos 3:20; 7:7), y sin pecado no hay salvación ni evangelio. El
movimiento representado por este ángel llamará a reivindicar la ley en medio de
un mundo, incluido cristianos, que se han olvidado de ella. Pero de todos los
mandamientos, hay uno en especial que debe ser restaurado a su correcta
posición: “adorad a aquel que hizo
el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.”, “Porque en
seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en
ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de
reposo y lo santificó.”
(Apocalipsis 14:7, Éxodo 20:11)
LA
HORA DEL JUICIO HA LLEGADO Y DIOS TRAERÁ TODA OBRA A JUICIO
Este ángel que predica el evangelio
eterno lo hace en el contexto del juicio final. (Pablo llama a este juicio “el
Tribunal de Cristo”). Eclesiastés enseña que Dios juzgará nuestras obras, y
Pablo hace eco de esta enseñanza: (2 Corintios 5:10) ¿Cómo puede Dios juzgar
las obras si la salvación es por fe sin obras?
Las obras son el fruto de la fe. Los
seres celestiales creados inteligentes no pueden leer nuestro corazón, solo
Dios puede hacerlo. Es por eso que en el juicio, nuestras obras testifican que
tenemos fe (Santiago 2:18, 21-23; Génesis 22: 12). Por lo tanto, en el juicio
son juzgadas nuestras obras porque estas demuestran si tenemos o no la fe que
nos justifica.
Santiago enseña que seremos juzgados
por la ley (Santiago 2:12). Hoy día el mundo cristiano enseña que guardar la
ley es esclavitud, pero Santiago la llama “ley de la libertad” (Santiago 2:12;
1:25). La ley esclaviza solo al que la quebranta, pero es libre quien, por la
fe y como consecuencia de ser justificado, asimila sus principios de amor en un
corazón renovado.
Zacarías 3 nos muestra una vislumbre
de lo que es el juicio celestial: Josué, con sus ropas sucias, no tiene como
defenderse de las acusaciones de Satanás. Pero el Ángel de Jehová (que los
estudiosos han reconocido como Jesús antes de la encarnación), le quita sus
ropas sucias y lo viste con ropas de gala, símbolo de su propia justicia. Así,
Josué es justificado al serle imputada la Justicia de Cristo. De esa manera “la
misericordia triunfa” en el juicio (Santiago 2:13)
CONCLUSION
Mientras en estos
tiempos finales, Satanás con su falso evangelio engaña al mundo mediante el
catolicismo y el falso carismatismo, este ángel predica a todo el mundo el
Evangelio Eterno, y llama a prepararnos para los eventos que vienen, dando
gloria a Dios reflejando su carácter de amor, a restaurar su ley a la posición
que corresponde y a prepararnos para el juicio que viene
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