Los evangélicos están desechando
la justificación como la enseñaron Lutero y los reformadores, al hacerlo están
volviendo a Roma de la mano del Carismatismo. En consecuencia, están levantando al
falso profeta que traerá la persecución en nombre del Anticristo.
El siguiente artículo es la continuación de dos anteriores. Recomendamos leer antes Justificación catolica v/s protestante y El pentecostalismo-carismatismo, el ecumenismo y la justificación por la fe.
RESUMIENDO LO EXPUESTO ANTERIORMENTE.
Vimos, el primero de estos tres artículos, que el Vaticano dice creer
en la salvación por fe sin obras, pero la comprensión que tiene de esta es
distinta a la Biblia y los reformadores: Según Roma, ninguna obra que haga la
persona sin el auxilio del Espíritu Santo, es meritoria para su salvación, pero
por fe en Cristo, la persona recibe el Espíritu Santo en su corazón, recibe el
nuevo nacimiento, crece en gracia y Dios lo declara justo en base a su
santificación.
En contraste, la reforma protestante enseñó que la gracia que nos
justifica no es impartida a la persona por el Espíritu, sino que es imputada a
su nombre. Esta gracia no es la obra de Dios en el corazón del hombre sino la
obra de Dios en Cristo. Dios declara justo a la persona en base no a sus
propios méritos aunque sean fruto de la santificación, sino únicamente en base
a los méritos de Cristo, aparte y fuera del hombre.
Contrastando las dos posturas nos daremos cuenta que el énfasis de la
reforma protestante es la obra de Dios en Cristo, externa al ser humano;
mientras que el énfasis del catolicismo es la obra interna de Dios en el hombre
a través del Espíritu Santo.
En el segundo artículo vimos que la iglesia evangélica moderna cada vez
más se aparta del énfasis objetivo de la reforma y se acerca al énfasis
subjetivo del catolicismo. Al hacerlo no le ha quedado más remedio que
estrechar lazos con Roma, y asombra como se está llegando a cabo ese
acercamiento.
ANTES DE SEGUIR LEYENDO VEA ANTES LOS DOS ARTÍCULOS ANTERIORES, LOS
LINKS ESTAN AL COMIENZO DE ESTE ARTÍCULO.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL PENTECOSTALISMO-CARISMATISMO.
Los reformadores no siempre estaban de acuerdo en cuanto a ciertas
doctrinas, sin embargo eran unánimes en cuanto a la comprensión objetiva de la
justificación. Esta doctrina tenía tal centralidad que Lutero pudo escribir:
“Cualquiera que se aparta del artículo de la justificación no conoce a Dios y
es un idólatra”[1]. Lutero,
como buen ex-sacerdote, conocía la enseñanza subjetiva de la salvación de la
Iglesia Católica, y comprendía los peligros de que en la naciente iglesia se
volviera al énfasis subjetivo.
Los temores de Lutero se volvieron realidad cuando los munzeritas y los
anabaptistas radicales dieron preeminencia a la obra del Espíritu Santo. “El
Espíritu, el Espíritu” era su clamor. Pero Lutero les respondía “Yo no voy a
donde les lleva su espíritu… yo abofeteo a vuestro espíritu en el hocico.”[2]
Después de la reforma, las iglesias nacidas de este movimiento se
volvieron formalistas. Como respuesta a ello en Alemania se levantó el
Pietismo. Aunque fue un intento de reavivar la iglesia, los pietistas pusieron
un énfasis exagerado en la experiencia y recuperaron el espíritu místico del
catolicismo medieval.
Un siglo más tarde, también como reacción al formalismo de la Iglesia
Anglicana, John Wesley comenzó a predicar la justificación por la fe, pero el énfasis
en su teología fue la santificación. Wesley consideraba la santificación más
elevada que la justificación. Wesley llegó a enseñar que, en cierto momento de
la vida cristiana y por la fe, el creyente podía ser libre del pecado original
purgando completamente el alma, haciendo que el creyente no pudiera sentir nada
más que “perfecto amor”.
En el siglo XIX en Norteamérica, se desarrolló un movimiento
reavivalista conocido como “movimiento de santidad”. El énfasis de este
movimiento era buscar una experiencia emocional interna, la vida victoriosa y
llena del Espíritu, la santidad total y la perfección absoluta. Se prestaba muy
poca atención a la doctrina de la salvación solo en Cristo. “A veces se
acompañaba el fervor religioso con grandes excesos emocionales, tales como
‘histerismo santo’, caídas, convulsiones, ‘risa sagrada’, ladridos como perro y
‘bailes salvajes a semejanza del que David ejecutaba delante del arca’”[3]
Charles Finney, evangelista de este movimiento en su Teología
Sistemática, es muy crítico de la soteriología[4]
de Lutero y Calvino y de la justicia imputada, e invita a tener una santidad
que lo haga a uno aceptable a Dios al más puro estilo romano.
El movimiento pentecostal nació en la periferia del siglo XX del
movimiento de santidad. Miembros del movimiento de santidad llamaron a buscar
una experiencia aún más profunda del Espíritu al que llamaban “bautismo de
fuego”. Los que recibían el fuego gritaban, lloraban y hablaban en “otras
lenguas”. El movimiento pentecostal por décadas estuvo al margen de la
corriente principal del evangelicalismo, pero a partir de la década de los 60
ha saltado las vallas y las iglesias pentecostales y carismáticas hoy son
consideradas iglesias evangélicas en todo orden.
EL RETORNO DEL SUBJETIVISMO A ROMA.
El subjetivismo de estos movimientos y del pentecostalismo-carismatismo
en particular, han minado la enseñanza protestante de la posición “en Cristo”
del creyente como lo enseñó la reforma lo que ha provocado un retorno al
catolicismo. Un autor católico escribió: “El reavivamiento protestante… evoca
los más auténticos elementos de la tradición apostólica… vemos que los
cristianos [reavivalistas], están
alcanzando un redescubrimiento más o menos completo del catolicismo… [esto]
traería, en esta forma, una reconciliación entre el movimiento protestante y La
Iglesia [Católica]”[5]. El
citado autor dice que, aunque algunos de ellos sean “anti-católicos”, lo son
porque ignoran que el corazón de su énfasis está en profunda armonía con el
catolicismo.
Paul Tlich[6] se refirió
a esto, él escribió: “La clase de protestantismo que se ha desarrollado en
América no es tanto una expresión de la reforma, sino que tiene que ver más con
los así llamados evangélicos radicales… Cuando vine a América veinte años
atrás, la teología de la reforma era casi totalmente desconocida… debido a que
… la tradición protestante se conformaba cada vez más con tradiciones no
reformadas”.[7]
El movimiento carismático en la ICAR comenzó en 1967. Tuvo un modesto
comienzo en los grandes centros de enseñanza católica como Duquesne y Notre
Dame, pero ha ido creciendo y ganando aceptación. Dado que los católicos están
recibiendo la misma experiencia espiritual que los evangélicos, las iglesias pentecostales
que tradicionalmente han sido anti-papales están cambiando su postura, ya que
“el pentecostés ha llegado a Roma”. Hoy en día los evangélicos ignoramos que el
carismatismo se siente como en casa en la ICAR. El monje benedictino Edward
O’Connor escribió: “Aunque proceden de un trasfondo protestante, las iglesias
pentecostales no son típicamente protestantes en sus creencias, actitudes o
prácticas… la experiencia espiritual de los que han sido tocados por la gracia
del Espíritu Santo en el Movimiento Pentecostal está en profunda armonía con la
teología clásica espiritual de la Iglesia [Católica]”[8].
También escribió :”Los católicos que han aceptado la espiritualidad pentecostal
encuentran que esta se haya totalmente en armonía con su fe y vida tradicionales.
La experimentan, no como el préstamo de una religión extraña, sino como un
desarrollo connatural y autóctono”[9].
Más adelante, O’Connor explica que, lejos de alejar al católico de su fe, el
movimiento carismático ha dado mayor significado a sus tradiciones: “Algunas
personas han retornado al uso frecuente del sacramento de la penitencia por
virtud de la experiencia del Bautismo en el Espíritu. Otros han descubierto un
lugar en sus vidas para la devoción a María, pese al hecho de haber sido en lo
pasado indiferentes y hasta antipáticos hacia ella. Uno de los efectos más
extraordinarios de la acción del Espíritu Santo ha sido el de acrecentar la
devoción por la presencia real en la eucaristía”[10]
Entonces, el reavivamiento pentecostal, lejos de reformar al
catolicismo, ha llevado al evangelicalismo a desechar el avance de la reforma
protestante. No es raro encontrar hoy día, evangélicos que consideren a la
Iglesia Católica como una iglesia verdadera, a los católicos como sus hermanos
en Cristo y a los evangélicos que no aceptan al ecumenismo como divisorios y
faltos de amor.
EL RESULTADO DEL ECUMENISMO CARISMATICO.
Aunque el evangelicalismo se ha alejado de la interpretación histórica
sobre la identidad de las dos bestias de Apocalipsis 13[11],
todavía considera a la primera bestia como el Anticristo, y reconoce en la
segunda bestia al Falso Profeta.
El carismatismo está provocando el acercamiento de la iglesia
Evangélica a la iglesia Católica. Quienes estudiamos las profecías sabemos que se acerca una religión
mundial encabezada por el Anticristo. El nuevo orden mundial estará compuesto
por esta mega-religión apoyada por un poder político y económico a nivel
mundial. Apocalipsis 13:7 dice que el anticristo hace guerra (persigue) a los
santos de Dios. Pero no está solo, tiene el apoyo de una segunda bestia con
cuernos como de cordero, pero que con su voz de dragón muestra sus verdaderas
intenciones. (Versículo 11). Esta bestia recibe la misma autoridad que el anticristo
para para perseguir a los verdaderos fieles: “Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en
presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la
primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. También hace grandes señales, de tal manera que aun hace
descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que
se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de
la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y
vivió.” (versículos 12-14)
“’Fuego del cielo… a la
vista de los hombres’ Esta es una admirable y precisa descripción del protestantismo americano atrapado entre
los fuegos del falso reavivalismo y del pentecostalismo. El fuego es el símbolo
favorito del movimiento carismático, y es el símbolo que Dios usa en la
profecía para describir a este movimiento porque es una falsificación del
derramamiento del Espíritu Santo… Por su influencia, este poder hará ‘que la
tierra y los que en ella habitan, adoren a la primera bestia [el Anticristo]’”[12]
“Y se le permitió infundir
aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a
todo el que no la adorase.” (Versículo 15) Todo aquel que no adore la
imagen del Anticristo, este falso profeta del ecumenismo carismático tendrá la
autoridad de hacerlo matar en nombre de Dios. “Cristo advirtió a Sus discípulos que ‘viene la hora cuando
cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios’ (Jn. 16:2), una
profecía sumamente notable… Esto sólo puede significar que se avecina una
religión mundial a la que todos deberán pertenecer, una religión que tratará
de exterminar a los verdaderos cristianos en nombre de Dios.”[13]
Si quienes
persiguen a los verdaderos cristianos para matarlos creen que haciéndolo sirven
a Dios, podemos concluir que estos perseguidores de definen a sí mismos como cristianos,
pero son falsos cristianos que se han alejado de la Palabra para seguir
doctrinas de demonios y engaños sobrenaturales. Estarán tan seguros de andar en
la verdad porque confían más en lo sobrenatural que en las Escrituras, “Si no
viereis señales o milagros no creeréis” (Juan 4:48) “Ya mismo se considera una
blasfemia hablar en contra de las manifestaciones sobrenaturales que se efectúan
dentro del movimiento pentecostal”[14].
El falso profeta del ecumenismo carismático engañará a los moradores de la
tierra con sus falsos prodigios y hará que toda la tierra adore al Anticristo.
“Hemos llegado ya
al tiempo en que los grandes asuntos del siglo XVI han de debatirse nuevamente.
Esta vez el conflicto será más severo y será final. Remuévanse ya las líneas demarcatorias
denominacionales de antaño, porque una gran reagrupación del mundo religioso es
inminente. De una parte habrá una gran unión de los católicos, los
pseudoprotestantes y los pentecostales en lo que parecerá ser una gran cruzada
para la conversión del mundo. Este movimiento se describe en el capítulo 13 del
Apocalipsis. De la otra parte habrá un movimiento de restauración del Evangelio
Eterno a su prístina pureza e insuperable poder. Este movimiento se describe en
el capítulo 14 de Apocalipsis”[15]
¿En cuál grupo estarás tú?
[1] “Qué dijo Lutero”, Concordia Publishing House, 1959.
Vol. II pág. 702
[3] Ídem, pág. 24.
[4] SOTERIOLOGIA: Estudio de la salvación.
[5] “El Espíritu y las Formas del Protestantismo”, Louis
Bouyer. World Publishing Co. Pág. 186, 188, 197.
[6] No compartimos el liberalismo de Tilich, pero
reconocemos su observación acertada en esta cita.
[8] “El movimiento pentecostal en la Iglesia Católica”,
Edward O’Connor, Ave María Press. 1971. Pág. 23, 183
[9] Ibid, pág. 28.
[10] Ibid. Pág. 14, 15.
[11] “Si el movimiento protestante no hubiera puesto a un
lado el sistema histórico de interpretación profética (adoptado por los
reformadores) para adoptar el futurismo (desarrollado por los jesuitas) hubiera
escapado, tal vez, del engaño de estos últimos días” - “Pregonero de Justicia”,
Life Research International, 1978. Vol. 2 Nº3 pág. 28
[13] Dave Hunt, "¿Avivamiento o Apostasía?".
Servicio Evangélico de Documentación e Información, diciembre 1997
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